V - PADRES Y MADRES DE LOS ALUMNOS/AS
“Es indispensable solicitar insistentemente
el apoyo de los padres” (Poveda)
Todos somos conscientes de que la familia ha sufrido fuertes cambios en nuestro contexto sociocultural. El modelo de familia tradicional está dando pasos hacia un nuevo modelo de familia más inestable, igualitario, secularizado y democrático, basado fundamentalmente en las relaciones afectivas. Ha favorecido este proceso el cambio del papel de la mujer, en otro tiempo dedicada exclusivamente a la crianza de los hijos y a las tareas del hogar y hoy incorporada plenamente al mercado laboral que le exige formación académica, le proporciona autonomía económica y le posibilita una relación igualitaria con su pareja.
En muchas familias actuales, como en la sociedad, las creencias religiosas han dejado de ser especialmente relevantes, se han eclipsado unos valores mientras emergen otros como el reconocimiento de los derechos humanos de todos, la libertad, la igualdad, el respeto de las diferencias, la eficacia, la tolerancia, la solidaridad, que constituyen la trama de una ética civil compartida mayoritariamente.
Vinculación e interrelación de las familias y el centro
La familia es el lugar privilegiado de transmisión de valores, de criterios, de aprendizaje afectivo, de capacitación para las relaciones interpersonales, por eso cuando la familia falla la persona queda deficientemente socializada y con carencias afectivas notables.
Hay algunos ámbitos en los que la familia tiene que comprometerse especialmente como son la educación en valores, la educación afectiva y emocional, la educación sexual, la educación religiosa como oferta de sentido para la vida. El método imprescindible es el testimonio, la coherencia de vida, la comunicación y el diálogo
Al plantear la educación escolar hay que tener presente en el proyecto educativo las competencias de los padres en la educación de sus hijos. La familia sola no puede dar respuesta a todos los desafíos de la educación y el centro educativo tampoco. Ambas instancias se complementan, se necesitan, se apoyan y se ayudan. A los padres corresponde por derecho decidir la educación que quieren para sus hijos y optar por la oferta que esté más de acuerdo con sus propias convicciones, creencias y valores. La elección de centro es el comienzo de una interrelación mutua que debe prolongarse durante toda la etapa escolar pues el proyecto educativo tiene que contar con la colaboración responsable de los padres.
“Es indispensable solicitar insistentemente el apoyo de los padres...nuestra tarea educativa sería incompleta si no contáramos con el apoyo moral de las familias y para conseguirlo procuraremos que vengan con frecuencia a la Academia... (con los padres) trataremos de todo cuanto pueda interesar a nuestros alumnos” (Boletín nº 22, 1914)
Padres y centro educativo, un objetivo común
El objetivo común es la educación de los hijos, atendiendo a su persona y al desarrollo de todas sus capacidades, que no puede llevarse a término sin una colaboración recíproca. En relación al apoyo a la actividad académica los padres deben estimular el estudio, pedir responsabilidad y proporcionar en casa un ambiente de trabajo, aunque sea muy difícil motivar a unos niños y adolescentes insertos en un contexto sociocultural lúdico, consumista, hedonista, callejero y televisivo. En este campo, así como en la educación en valores y en la educación en la fe el centro escolar puede brindar ayudas a través de las Escuelas de Padres que son un medio excelente para esta formación tan necesaria o a través de la relación tutorial en la que se dialoga sobre diferentes aspectos tanto de los objetivos que se pretenden como de la evolución del alumno en los ámbitos personal, social y competencial.
La participación de los padres viene exigida por el propio concepto de lo que es la educación, un proceso muy complejo en el que intervienen como mediación de ayuda diferentes agentes, entre ellos, los padres y el centro escolar.
La experiencia enseña que la propuesta educativa gana en eficacia cuando se cuenta con la colaboración activa y comprometida de los padres y de las Asociaciones de Padres y Madres. Se ha de partir de una buena información que dé a conocer los objetivos, proyectos, actividades escolares y necesidades del centro y solicitar a los padres sugerencias y cooperación para lograr una educación de calidad para todos.
Deben potenciarse a la vez otros ámbitos de relaciones menos formales pero de mucho interés para el conocimiento recíproco, entre otros, las reuniones informales, las celebraciones, fiestas, actos culturales, actividades deportivas, programas conjuntos de voluntariado social. La sintonía entre familia y centro educativo sólo se logrará a partir de la confianza mutua y de una asidua relación colaborativa.